Same room; another room

Hace tiempo que quería renovar un poco la decoración de mi habitación porque ya estaba cansada de todo aquello con lo que había convivido durante mi adolescencia. He crecido y había llegado el momento de poner a la habitación un toque más maduro.

 

Aún quedan por hacer algunos pequeños cambios, pero lo más destacado ya está listo. Cambié el color azul fuerte que tenía (pintado por mí con 15 años) por un rosa bailarina que me encanta. Retiré todo tipo de muñequitos y demás cositas de niña que tenía por paredes y estanterías (aunque siempre fiel a mis dos peluches preferidos), llevé el teclado para otra habitación y así el sillón lo pude colocar haciendo esquina junto a la estantería para poder leer con más claridad.

La silla era de mi abuela, estaba prácticamente nueva, sólo le falta una barra en el respaldo pero así me gusta más; y la estantería era de color naranja y odio el naranja y el rosa, así que decidí pintar las dos cosas igual.

Visit: San Sebastián

 

Aprovechando que estábamos en Bilbao varios días, decidimos dedicar uno a conocer San Sebastián.

Es una ciudad preciosa, de la que me han enamorado sus edificios, con ese toque como afrancesado. Me vuelven loca. 

La playa de La Concha, que ya tenía yo ganas de conocer, es muy bonita, con un paseo tan ancho y sus pequeñas montañitas a los lados. Preciosa.

Y tuvimos la casualidad de que el día anterior habían inaugurado el festival de cine, así que allá que fuimos. Paseamos por los alrededores del recinto y sin quererlo nos encontramos con José Coronado y con Juanjo Artero. Que ilusión.

 

 

También vimos una boda en el ayuntamiento, y este era el coche de la novia. Que tesoro!

No podía faltar una rápida visita a Fnac, donde me pierdo siempre entre sus libros; y una rápida ojeada a través de las puertas al estadio Anoeta.

Tuvimos un día lluvioso y nos fuimos muy pronto, pero las pocas horas que estuvimos allí merecieron la pena: San Sebastián es una maravilla.

Nights in Bilbao

Nos encantaba pasear por Bilbao de noche. Era precioso. Aunque para mi parecer tenía cosas muy poco iluminadas.

Subíamos a un parque que hay en un alto y pasabamos el rato allí, dándonos el fresco y contemplando la ciudad desde arriba. Era maravilloso.

Visit: Bilbao

El año pasado habíamos estado un día en Bilbao y nos gustó tanto que quisimos volver, así que este año decidimos pasar allí nuestras vacaciones. Cinco días en Bilbao. Yo siempre dije que no viviría en el País Vasco, pero Bilbao me ha enamorado de tal forma que me encantaría pasar allí una parte de mi vida. Me encanta la ciudad. La gente es estupenda.

El jueves por la mañana llegamos a Bilbao muertas de cansancio y de sueño después de una larga noche en el autobús. Nos fuimos directas a desayunar y que mejor sitio que un bar con vistas al Guggenheim. Luego nos fuimos al hotel a dejar las maletas en recepción y nos fuimos a pasear hasta la hora de comer. Nos pilló un día con un calor horroroso y encima ibamos algo abrigaditas pensando que haría el mismo tiempo que teníamos aquí.

Después de comer nos fuimos a ver un galeón que tenían atracado cerca del museo marítimo. Se podía ver de manera gratuita y la verdad es que nos encantó. Era precioso.

Al día siguiente nos fuimos a Portugalete a un centro comercial para equiparnos para el invierno en Primark. (Prometo enseñar fotos de todo lo que me compré).

El sábado estuvimos en San Sebastián y el domingo nos dedicamos a pasear por el casco viejo, comiendo en los bares de la Plaza Nueva, mirando los libros y antigüedades que vendían en un mercadillo y alucinando con la de gente que se reunía a intercambiar cromos, cómo me gustó ver a los abuelitos locos por conseguir los cromos que no tenían. Impresionante. También aprovechamos para tomar un café en un bar que nos dijeron que era del estilo Starbucks, aunque el café no le llegaba ni a la suela de los zapatos.