El año pasado habíamos estado un día en Bilbao y nos gustó tanto que quisimos volver, así que este año decidimos pasar allí nuestras vacaciones. Cinco días en Bilbao. Yo siempre dije que no viviría en el País Vasco, pero Bilbao me ha enamorado de tal forma que me encantaría pasar allí una parte de mi vida. Me encanta la ciudad. La gente es estupenda.
El jueves por la mañana llegamos a Bilbao muertas de cansancio y de sueño después de una larga noche en el autobús. Nos fuimos directas a desayunar y que mejor sitio que un bar con vistas al Guggenheim. Luego nos fuimos al hotel a dejar las maletas en recepción y nos fuimos a pasear hasta la hora de comer. Nos pilló un día con un calor horroroso y encima ibamos algo abrigaditas pensando que haría el mismo tiempo que teníamos aquí.
Después de comer nos fuimos a ver un galeón que tenían atracado cerca del museo marítimo. Se podía ver de manera gratuita y la verdad es que nos encantó. Era precioso.
Al día siguiente nos fuimos a Portugalete a un centro comercial para equiparnos para el invierno en Primark. (Prometo enseñar fotos de todo lo que me compré).
El sábado estuvimos en San Sebastián y el domingo nos dedicamos a pasear por el casco viejo, comiendo en los bares de la Plaza Nueva, mirando los libros y antigüedades que vendían en un mercadillo y alucinando con la de gente que se reunía a intercambiar cromos, cómo me gustó ver a los abuelitos locos por conseguir los cromos que no tenían. Impresionante. También aprovechamos para tomar un café en un bar que nos dijeron que era del estilo Starbucks, aunque el café no le llegaba ni a la suela de los zapatos.
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